Fino Amontillado, la crianza biológica al límite entre la vida y la muerte. Sus 10 años de crianza en botas de roble en contacto con “la flor” le otorgan su carácter único. Solo una bota, la nº 8, ha sabido este año, llevar a Tío Pepe hasta su noble madurez, 10 años de crianza biológica son testigos de la cesión a la oxidación más elegante. Fino Amontillado que expresa como nadie la jerezanía de un vino grande.
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