La Denominación de Origen Ribera del Duero acoge y regula desde 1982 unas 22.300 hectáreas de viñedos alrededor de la cuenca del río Duero, un territorio cuya tradición vinícola se remonta a más de 2.500 años.
Sus tintos, poseedores de un carácter inconfundible que expresa todos los matices del terroir y de su variedad autóctona, la Tinta del país, han convertido la región en una de las más prestigiosas del mundo y tal vez la predilecta de los amantes del buen vino que buscan experiencias más complejas y enriquecedoras.